jueves, 4 de junio de 2009

Arte dramático y dignidad humana. ¿Cómo puede usted ayudarme con su teatro?

Cuentan las más viejas leyendas que el Teatro le fue dado a la Humanidad para resolver sus conflictos. Aristóteles en su “Poética” nos dirá que la función del Arte Dramático no es otra que la de “hacer mejores a los hombres”, y en eso han coincidido en general todos los Maestros Teatrales: De Aristóteles a Shakespeare, de Stanislasky a Grotosky.

 No se nos debiera escapar que la realidad misma tiene una estructura teatral: Todos representamos un papel y somos más o menos fieles a un guión, desde los más simples buenos días hasta guardar la cola del Bus. Todos somos actores de nuestra vida, y esto no es un tópico, sino que es pura semiótica; es que realmente la realidad se ajusta a guiones, personajes, desenlaces. La realidad misma tiene una naturaleza narrativa y Dramática

 Las artes escénicas tienen la posibilidad de iluminar la vida cotidiana, de hacer consciente lo que normalmente se hace de forma mecánica e inconsciente. En este contexto, es obvio que ante un mundo como el que nos encontramos, preguntarse todavía si el Arte Dramático debe encaminarse a mejorar las personas y la realidad social es ignorar el meollo mismo de la función del Teatro.

 Augusto Boal, Premio Unesco de las Artes escénicas afirma:

“Tenemos la obligación de inventar otro mundo porque sabemos que otro mundo es posible. Pero nos incumbe a nosotros construirlo con nuestras manos cuando entramos en escena, en el escenario y en la vida”.

 Es evidente que en tanto el escenario es imagen de la vida, puede ser espejo de un mundo mejor y más justo. Todos, absolutamente todos los idealistas, independientemente de su ideología, y lugar donde viva, se encuentra hoy, aquí y ahora ante las mismas preguntas. Pueden hacer la prueba:

¿Cómo solucionar los problemas ¿ Cómo sería una sociedad ideal?

 Ambas preguntas pueden ser resueltas en el ámbito escénico; Y no hablo de utopías, sino de realidades. Empiezan a surgir por todo el mundo realidades escénicas que conciben la intervención escénica como una intervención educativa en un ambiente. Para ello, es necesario tener claro los objetivos de la intervención, el público al que va dirigido, la problemática a solucionar,,,,,En Latinoamerica el Teatro-Foro de Augusto Boal, en España el llamado “Teatro de la Escucha” de Moisés Mato, dentro del ámbito católico. Y surge también dentro del campo filosófico el llamado Teatro de las Ideas.

 Habría que ir pensando en abandonar la palabra espectáculo para hablar de acciones dramáticas, acciones en los que se busca que se entienda al actor, y que lo que el actor plantea sirva para la vida del público. Un mundo que muere de tristeza, o de hambre, o que se enfrenta a un Nuevo y oscuro Medioevo no puede prescindir de un Teatro Renacentista.

 Ante un Diluvio Universal, nadie concibe que no se colabore en las tareas de rescate. Ante un terremoto como el que hace pocos días asoló Italia: ¿Se imaginan ustedes a los artistas dramáticos ensayando sin hacer cuentas de las ruinas que le rodean? No, pues ante este diluvio ético que nos inunda, sencillamente tampoco.

 Es demasiado desvastador, demasiado ruidoso, demasiado escándaloso para que un artista dramático no piense que puede hacer con su arte, con su teatro. Augusto Boal hacía en las zonas más deprimidas de Latinoamérica “consultas” a la gente para ver “como podíamos ayudar con el Teatro”. Es, justamente, lo que hay que hacer. No hay que darle más vueltas. No hay tiempo.

Carlos Roldán