viernes, 8 de mayo de 2009

UN TEATRO NUEVO Y MEJOR PARA UN MUNDO NUEVO Y MEJOR

Ha muerto Augusto Boal, el último gran maestro antes de esa amalgama de “artistas malditos” que han poblado los escenarios de actuaciones  fáciles en busca del lleno en taquilla, como diría Joaquin Sabina “mercachifles del vacío total”.

 Hay una serie de maestros teatrales que marcan un camino definido, cuya combinación inteligente  de su legado nos puede permitir construir un teatro nuevo y mejor.

 -De Peter Brook, su interés por investigar en lo Sagrado y las formas en que lo Sagrado puede y debe hacer su aparición en la escena contemporánea. Lo Sagrado no lo entendemos ceñido a lo religioso.

 -De Grotosky su ética actoral, su concepto de actor-santo, de actor que da todo de sí sin quedarse nada y que supera la necesidad del aplauso por la necesidad de que nunca se olvide el mensaje, aunque ello signifique incluso olvidarse del aplauso. y busca la transformación del ser del espectador, una transformación real, catárquica.

 -De Augusto Boal la necesidad de que el teatro sea un SERVICIO  a la comunidad, el teatro no debe estar ciego y sordo al sufrimiento humano, ni servir de escape temporal y alienante de un mundo injusto, el Teatro ciertamente debe ser un escaparate de nuevas relaciones sociales y humanas más justas, superadoras de lógicas mercantilistas.

 -De la Filosofía debe el Teatro tomar la idealidad, las ideas, la necesidad de provocar movimientos emocionales y reflexiones mentales de altura, el Arte Dramático debe estimular a la reflexión y al pensamiento en un Mundo decadente.

 Así, cabe entender que el Teatro Nuevo que proponemos sea un Teatro con vocación de justicia social y abierto al mundo que le rodea, filosófico en el sentido de interesarle ser expresión de ideas profundas, y dotado de una ética teatral propia basada en la carrera del actor entendida como una responsabilidad de transformación interior y exterior.

 Esto es algo que no se queda simplemente en la obra que se elige o en el tema que se trata, sino que afecta de lleno al trabajo técnico, a las coordenadas de convivencia colectiva, los espectáculos debieran ser vistos como MISIONES, y las actuaciones como INTERVENCIONES TEATRALES.

 Propongo no utilizar jamás la palabra espectáculo, sino intervenciones teatrales, y no hablar más de funciones, sino de MISIONES,  ello nos llevará a preguntarnos el porqué y el paraqué de lo que hacemos en cada momento. Necesitamos un giro linguistico que sea expresión de un giro filosófico en el arte dramático, necesitamos entender, saber, necesitamos ser filósofos.

 Teatro de las Ideas quiere convocar a actores y a actrices a reflexionar sobre estos maestros teatrales, a reflexionar sobre nuestras misiones, y, sobre todo, a empezar a trabajar desde estos nuevos conceptos.