martes, 13 de enero de 2009

Teatro y conflicto..

El Teatro se da a la Humanidad como forma de resolución de problemas, como investigación y “ensayo” de soluciones, como forma de señalar el horizonte correcto. Bien a través del Oráculo de los dioses, bien a través del hombre virtuoso, las recreaciones teatrales comienzan necesariamente con el planteo de un CONFLICTO entre fuerzas opuestas, dos fuerzas opuestas y necesarias para la animación de la vida, para el avance de la vida, que el espacio escénico recrea y desarrolla, resolviéndolo en un final o desenlace: Hablamos del clásico trío Planteamiento, nudo y desenlace, o bien trama si queremos. Este conflicto o combate ha de ser recreado en escena realmente, la escena es necesariamente un espacio de lucha entre protagonistas y antagonistas, ambos reales, ambos bravos, ambos necesarios y contigentes a la vez. Este combate es real y no simulado en escena, el actor es un Guerrero que trabaja obedeciendo a un Plan Superior ideado por el guión. Wiliam Layton  es pieza clave en esta concepción del teatro haciendo descansar en el conflicto la esencia misma del Arte Dramático:

 “Sin conflicto no hay teatro”

“El hombre vive entre contradicciones, lo caliente y lo frío, la luz y la oscuridad, lo femenino y lo masculino, lo consciente y lo inconsciente.......el teatro es la síntesis de la verdad, esencia de la realidad..........en una buena obra de teatro habrá más crisis y contradicciones que en toda una vida de cualquier espectador”

 No se insistirá lo suficiente, por parte  de dramaturgos como wiliam layton, en la absoluta necesidad de que este enfrentamiento entre  fuerzas opuestas sea real y no simulado, mediante el famoso “esquema de layton”. La vida misma es combate, lo que provoca la evolución es el combate entre fuerzas opositoras, el teatro mismo es avanzada de ese combate, y el actor vive ese combate dentro de sí.

Lo monstruoso, lo fatídico, lo antagonista tiene un simbolismo preclaro como estadio inmediatamente posterior al caos, en un plano psicológico alude a las fuerzas inferiores de la geologia espiritual, simbolizan el adversario por excelencia del héroe y de las armas, que no son más que potencias positivas entregadas al hombre por los dioses. Layton insistirá una y otra vez en que la situación de conflicto en escena no sea imaginario sino real, a través de la combinación entre un protagonista, que tiene un deseo imperioso, y un antagonista, que se opone a este deseo.

 Esta oposición obliga al protagonista y al antagonista a buscar ESTRATEGIAS de combate para conseguir sus propósitos activos/reactivos, y esas estrategias no son relatadas previamente, de manera que los actores generan un efecto de VERDAD en el espacio escénico que es percibido por el público, sencillamente porque el combate se está desarrollando REALMENTE ante sus ojos, aunque el espectador no lo sepa.

 Este combate no tiene que ver con la trama , ni siquiera con el guión, es una herramienta interna del actor, una propuesta de tensión dramática que evita a través de la lucha real en escena el falseamiento dramático. Es una forma de estar en escena que utiliza el estado de conciencia del combate para llenar de energía, y por tanto, de tensión dramática a la escena. Un ejemplo: Romeo y Julieta, amantes. En el contexto de la obra no luchan entre sí, sino, muy al contrario son complices. Sin embargo, mientras están los dos solos en escena, incluso aun ideando la fuga amorosa pueden estar “combatiendo entre sí” siguiendo el esquema laytoniano, con lo que el público percibirá la tensión dramática que le permite vivenciar la trama misma. Mientras recitan el texto, Romeo puede andar buscando estrategias de acercamiento al espacio íntimo de la Bella, y ésta, a su vez ,reideando estrategias de retraso del abrazo amoroso, aunque sean meramente físicas y no verbales, este conflicto escénico es real, la trama gana en intensidad, el público acoge un texto de una forma vivencial, y el actor no se mecaniza, no falsea, no se convierte en un recitador frío......

 Para vivir este conflicto, se explicó el esquema de Layton en su totalidad, un protagonista con un deseo aquí y ahora, un antagonista que realiza una actividad que no puede dejar bajo ningún concepto y que debe oponerse a los deseos del protagonista, y un juego de estrategias de uno y otro para dotar se tensión dramática, que se alargará si el conflicto es exigido desde el guíón, o se acabará rápidamente para dar paso al siguiente nivel secuencial de la obra. Los alumnos eligieron unos `personajes sencillos, alternadose en el papel de protagonista y antagonista, y se repartieron los deseos “aquí y ahora” y las actividades, todo lo demás era “conflicto real”, no se debían decir las estrategias, había una serie de reglas de buen “ius ad bellum”. Escucharse, respetarse los turnos, ,,,,,....Hay combate? HAY TEATRO!

El conflicto y las vias de superación del mismo constituyen las razones mismas de ser del teatro, ya que nos fue dado para ello, y no para otra cosa. En las tipologías mismas de conflicto posible se dirimen las posibilidades mismas de existencia de lo teatral. Patrice Pavis, ha llegado incluso a plantearse un estudio de todas las modalidades posibles de conflicto para establecerlas “científicamente” y así concretar el carácter dramático de la acción teatral. Así, podemos hablar de :

 “- Rivalidad personal: Entre dos personajes por razones económicas, amorosas morales o políticas.

-Conflicto entre concepciones del mundo: Por ejemplo, Antígona y Creonte.

-Debate moral entre subjetividad y objetividad, inclinación y deber, pasión y razón.

-           Conflicto de intereses entre individuo y sociedad.

-           Combate oral o metafísico del hombre contra un principio que le supera.

Sin embargo, y siendo correctos todos estos actantes conflictuales, el primer y gran conflicto es vivido por un actor consigo mismo. El actor debe combatir contra sus propias inercias, su propia falta de disciplina, su propia tendencia para descubrir que en él existen también las del personaje que representa. Y todo ello con carácter previo a su entrada y desarrollo en escena; En ese combate consigo mismo, el actor vive las veinticuatro horas del día: deberá cuidar su emocionalidad, sus compañías, procurarse un determinado tipo de vivencias y abandonar otras, sabe que lo que se muestra en el escenario es un cúmulo de experiencias que abarca las siete dimensiones del ser humano: Física, energética, emocional, mental, y espiritual , que podríamos dividir en tres facetas o cualidades: Relacionada con la voluntad, con la Inteligencia y con el Amor.

 Un actor es UN GUERRERO, un guerrero que lucha primero contra sí mismo, y después contra la inercia de un modelo social que se empeña una y otra vez en caminar contra corriente de su Dharma social . Un actor es un MILITES al Servicio de un ideal y no un arte cipayo al servicio de la comercialización del espíritu.

 Para el drama clásico, el conflicto está vinculado necesariamente al héroe, y en pocas actividades con la teatral aún hoy, la figura del héroe aparece claramente inamovible en cualquier propuesta escénica dónde el conflicto sea la columna vertebral de la tensión dramática. El Héroe es un actante, que en terminología teatral son los vehículos del mensaje dramático, los recursos o temas que aparecen vinculados a la trama. Ese actante puede ser llevado a escena de forma individual (Un solo actor) , o colectiva( varios actores).

Carlos roldán