martes, 31 de marzo de 2009

“Un ser Humano, una Pasión, y un Tablado”. Homenaje a el Brujo

“...así no tiene que extrañarnos que en las primeras representaciones teatrales, si es que las podemos llamar así, porque no había ni teatros ni escenarios ni decorados ni luces..."(Delia Steinberg)

 “El Teatro no se hace para agradar, y si agrada, ello es secundario en la intencionalidad del autor.” (Jorge Angel Livraga)

 “Un ser Humano, una Pasión y un Tablado” de esta manera tan sencilla nos cuenta Lope de Vega lo que es el Teatro. Y en algo que coinciden todos los Maestros Teatrales (de Aristóteles a Shakespeare, de JAL a Artaud) es que de estos tres componentes lo más importante es el ser Humano.

 Sin seres humanos no hay actores, y sin actores no hay teatro; Todo lo demás: escenario, luces, maquillaje, puede no estar en una función teatral, pero nadie concibe un escenario con maquillaje , escenografía, y sin un ser humano que se comunique, eso es algo que puede no estar en la pintura o en otras artes, pero nunca en el Teatro. Ni siquiera el cine puede “presumir” de esta humanización porque es evidente que las imágenes  trabajan por sí solas.

 Un ser Humano, una Pasión y un Tablado es lo único que hay en los espectáculos de “El Brujo”: Un actor empeñado en sustituir  la material por su hacer, empeñado en que cambiemos constantemente de época y lugar sin necesidad alguna de  decorado, empeñado además en que se nos haga comprensibles unos textos –los clásicos españoles- que habitualmente  nos son tremendamente áridos de leer, una tarea más que complicada –o directamente imposible- para cualquier actor, pero no para El Brujo.

 Es muy emocionante verle completamente sólo en escenarios enormes, sin escenografía alguna,  casi sin juego de luces, verle improvisar en Latín, lenguas romances, al tiempo que aprende de memoria textos no adaptados al teatro, y arrancar la risa del teatro completo, al tiempo que hace un impecable juego de voces, movimientos totalmente creíbles, no vemos a Rafael Álvarez, realmente vemos a los personajes que representa.

Unos personajes que no les tiembla la mano en hacer críticas-muchas veces terriblemente atrevidas- a las costumbres  y modos de vida del mismo público que está presente, críticas que no degeneran en violencia sencillamente porque estamos todos transfigurados en lo mejor de nosotros mismos, y convertimos su crítica en nuestra crítica, en nuestra propia autocrítica, El Brujo hace que nos veamos desde arriba, y, cuando reímos , lo hacemos de nosotros mismos y de nuestras miserias, glorioso….

 Estos días ha estado por Málaga, y el que esto escribe ha ido dos veces seguidas, al espectáculo de las 19 Y  al de las 22h, en uno de ellos como espectador, y en el otro como director, y me traje ideas para cuatro de los personajes , sería de muy mal nacido no darle las gracias en este artículo.

Carlos Roldán